La crisis económica en España ha traído como consecuencia la bajada de los niveles socioeconómicos y la pérdida de estatus, lo que se asocia con peores autoevaluaciones de salud y mayores problemas en el área psiquiátrica. Existe una mayor afluencia a los recursos sanitarios, y en muchas de estas personas hay de base un trastorno adaptativo.
Una persona que prevé que puede perder el puesto de trabajo o quedarse en desempleo puede, con alta probabilidad, experimentar síntomas tales como inquietud, ansiedad, irritabilidad, tristeza, insomnio, pérdida de apetito y disminución de la líbido, entre otros. Por definición, los trastornos adaptativos se presentan en respuesta a un estresor identificable, como la pérdida del trabajo, el cambio de puesto de trabajo, las expectativas de quedar en paro, el divorcio, el diagnóstico de enfermedades médicas, etc.
La aparición de los síntomas emocionales o comportamentales en respuesta a un estresante identificable tiene lugar dentro de los tres meses siguientes a la presencia de éste, y dichos síntomas se expresan clínicamente como un malestar mayor de lo esperable en respuesta a esa causa o bien como un deterioro significativo de la actividad social y/o laboral.
Una vez ha cesado el estresante o sus consecuencias, los síntomas no duran más de seis meses . Para que esto sea así y no haya complicaciones, se han de poner en marcha los mecanismos psicológicos necesarios para hacer frente a la situación externa y, fundamentalmente, gestionar de modo adecuado las emociones a través de mecanismos de defensa adaptativos. Si este proceso no se realiza de forma adecuada se puede complicar y dar lugar a otro tipo de trastornos más graves, tales como los relacionados con el abuso de sustancias (alcohol, ansiolíticos), mayor depresión, ansiedad, del sueño y psicosomáticos, principalmente.
Ante una situación estresante no todos los individuos reaccionan de la misma manera, ni todos van a presentar trastornos en la adaptación. La percepción de inseguridad, la visión pesimista del futuro, la rumiación de los problemas y, más concretamente, la creencia subjetiva de que llegado el caso no se va a disponer de apoyos externos (familiares, laborales, sociales, financieros) para salir adelante, parecen jugar un papel importante en la gestación de estos trastornos
SUBTIPOS Y ESPECIFICACIONES DEL TRASTORNO ADAPTATIVO
Con estado de ánimo depresivo. Este subtipo se debe usar cuando las manifestaciones son síntomas del tipo del estado de ánimo depresivo, llanto o desesperanza.
Con ansiedad. Las manifestaciones predominantes son síntomas tales como nerviosismo, preocupación o inquietud.
Mixto con ansiedad y estado de ánimo depresivo. Los síntomas predominantes en esta categoría son una combinación de la ansiedad y la depresión.
Con trastorno del comportamiento. Los síntomas predominantes consisten en una alteración del comportamiento donde se violan los derechos de los demás o de las normas y de las reglas sociales.
Con alteración mixta de las emociones y el comportamiento. Predominan tanto los síntomas emocionales (depresión, ansiedad), como los trastornos del comportamiento.
No especificado. Está referido a reacciones desadaptativas (quejas somáticas, aislamiento social, inhibición laboral), a estresantes que no son clasificables como uno de los subtipos específicos de los trastornos adaptativos.
El trastorno puede ser agudo si la persistencia de los síntomas es menor de seis meses desde la aparición del estresor, o crónico si la persistencia de los síntomas duran seis meses o más en respuesta a un estresante crónico o con consecuencias permanentes.
El malestar o deterioro de la actividad asociado a los trastornos adaptativos se manifiesta frecuentemente a través de una disminución del rendimiento laboral y con cambios temporales en las relaciones sociales (aislamiento social). Los trastornos adaptativos se asocian a intentos de suicidio, consumo excesivo de sustancias y quejas somáticas.
ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA
La elección de una u otra estrategia va a depender básicamente de los síntomas que presente el individuo. Hay dos grandes grupos de técnicas que son especialmente relevantes en el tratamiento psicológico de estos trastornos:
Técnicas cognitivas. Se subdividen en dos grandes grupos: las terapias racionales y de reestructuración cognitiva; y, las terapias dirigidas a entrenar habilidades para afrontar y manejar situaciones. La finalidad general de este tipo de estrategias es entrenar a la persona a identificar y modificar el contenido de los pensamientos disfuncionales y desadaptativos que generan emociones afectivas e intensas, y sustituirlos por otros más realistas y adaptativos, que faciliten la consecución de objetivos y reduzcan el disconfort emocional.
Técnicas de control de la activación. Tienen como objetivo enseñar a las personas a que controlen su propio nivel de activación sin contar con recursos externos. Fundamentalmente son técnicas de relajación muscular, de relajación autógena y prácticas de respiración diafragmática. La utilización de estos procedimientos está basada en que generan una respuesta incompatible o antagónica con los efectos producidos por la ansiedad y la activación mantenida.
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